COSMOVISIONARIO DE LA CONVIVENCIALIDAD, CONTRA EL “DESARROLLO ECONÓMICO”
Si alguien quiere saber de verdad que es tener una visión audaz, ser visionario, puede echarle ojo y leer casi todo lo publicado en español por Iván Illich. Al final de la nota en la Bibliografía hemos colocado un enlace a sus escritos.
“Hemos limitado nuestra visión del mundo a los marcos de nuestras instituciones y somos ahora sus esclavos. Las fábricas, los medios de comunicación, los hospitales, los gobiernos y las escuelas, producen bienes y servicios especialmente concebidos, enlatados de manera tal que contengan nuestra visión del mundo.
Nosotros, los ricos, concebimos el progreso en términos de la creciente expansión de esas instituciones. Concebimos el perfeccionamiento del transporte en términos de lujo y seguridad enlatados por la General Motors y la Boeing, bajo el aspecto de automóviles y de aviones. Creemos que el bienestar cada vez mayor se origina en la existencia de un número creciente de doctores y hospitales, que enlatan la salud entendiéndola como una prolongación del sufrimiento. Hemos llegado a identificar nuestra necesidad de un aprendizaje creciente con la demanda de un mayor confinamiento en las aulas de clase.
En otras palabras, la educación es hoy un producto enlatado, que incluye guarderías, certificados para trabajar y derechos de voto, todo ello empaquetado con el adoctrinamiento en las virtudes cristianas, liberales o marxistas.”
Iván Illich
LOS PASOS DEL “HEREJE”
Pensador austriaco -que no filósofo, según su propia opinión- que en los años 60, después de romper con su Iglesia, alcanzó una gran celebridad como crítico demoledor de las grandes infraestructuras estatales.
Tales reflexiones comenzaron a motivarlo durante sus años en los ghettos portorriqueños de New York, donde trabajó después de rechazar el curso en la escuela diplomática del Vaticano con que se quería estimular su notable potencial.
En 1961 llegó a Cuernavaca, ante la hospitalidad del obispo Sergio Méndez Arceo. Aún sacerdote, en 1966 funda un centro de estudios sobre la civilización contemporánea, el Centro Intercultural de Información (CIDOJ), en donde conviven Gregorio Lemercier, Valentina Borremans, Feodora Stancioff, Gerry Morris, Paul Goodman, Erich Fromm, Peter Berger, Paulo Freire y el propio Méndez Arceo.“Ellos hicieron de Cuernavaca un epicentro del pensamiento religioso visionario y avanzado, conocido mundialmente”
Si bien sus planteamientos han sido descalificados como un cocktail radical, no puede considerarse a Ivan Ilich como un anarquista en el sentido vulgar del término, sino como alguien que aspira a que desaparezca el poder de las relaciones sociales y sembrar la revolución en la revolución misma; porque, los métodos violentos que recurren a la técnica para la toma del poder eternizan la desigualdad entre los hombres y su explotación por una élite iluminada.
Iván Illich, considerado como un hereje por la cúpula de la Iglesia Católica, falleció el 2 de diciembre de 2002 en Bremen, Alemania.
CRÍTICO DEL DESARROLLO
Crítico ferviente del concepto «desarrollo», (al que considera como la implantación en la sociedad económica, del régimen de la escasez) concluye que el uso indiscriminado de la tecnología mediante su centralización estatal y empresarial es un lastre para cualquier sociedad, sobre todo para las más pobres. La opción que propone en tal sentido es que las tecnologías limitadas sean controladas por el ser humano común y corriente.
Iván Ilich, un auténtico revolucionario, dice en 1974 que:
«Los altos consumos de energía degradan las relaciones sociales tan inevitablemente como destruyen el medio físico. Una política de bajo consumo energético permite una mayor escogencia de estilos de vida y culturas. Solamente un tope en el uso de la energía podría conducirnos a relaciones sociales caracterizadas por altos niveles de equidad».
Dentro de los documentos alternativos a la declaración de Río, este extracto justifica la equidad en el uso de la energía así:
«El antidemocrático paradigma de desarrollo dominante, incluidas las políticas energéticas orientadas al suministro, es insostenible, pues genera deudas inaceptables y desigualdades en el consumo de energía, produce altos niveles de contaminación y destruye culturas, economías locales y la naturaleza. Las decisiones energéticas tienen un profundo efecto sobre el desarrollo de cada sociedad y su economía, sobre la división internacional del trabajo, sobre la soberanía de las naciones e incluso sobre la geografía mundial».
UNA SOCIEDAD DESESCOLARIZADA
Clérigo renegado, consideraba que el conocimiento debía ser des-institucionalizado para considerársele como tal. Una de sus propuestas teóricas más interesantes es la llamada «desescolarización» y demostró en su primer libro, Una Sociedad sin Escuelas, cómo la educación en lugar de ir cerrando poco a poco las diferencias sociales, las acentúa con su pirámide meritocrática, apoyada en legiones de estudiantes fracasados. Las conclusiones a las que llega cuando analiza la profunda crisis por la que atraviesa la educación desde hace décadas, fueron bastante radicales: construir una sociedad sin escuelas e inhabilitar los certificados de estudios.
«La escuela parece estar eminentemente dotada para ser la iglesia universal de nuestra cultura en decadencia…»
«En todo el mundo las escuelas son empresas organizadas y concebidas de modo que copian el orden establecido, ya sea que este orden se llamado revolucionario, conservador o evolucionista».
«La escuela es el rito de iniciación que conduce a una sociedad orientada al consumo progresivo de servicios cada vez más costosos e intangibles, una sociedad que confía en normas de valor de vigencia mundial, en una planificación en gran escala y a largo plazo, en la obsolescencia continua de sus mercancías basada en el ethos estructural de mejoras interminables: la conversión constante de nuevas necesidades en demandas específicas para el consumo de satisfactores nuevos».
LA CONVIVENCIALIDAD
De entre todas sus ideas queremos destacar una, que consideramos básica para una visión crítica de la tecnología: la «convivencialidad» desarrollada sobre todo en el libro homónimo «La Convivencialidad» (Barrall, 1978). Frente a una tecnología de herramientas jerárquicas que esclaviza a sus usuarios a un gran sistema de corporaciones y multinacionales, controladas por expertos privados y promocionada por el Estado, Illich propone las ‘tecnologías convivenciales’, gracias a las cuales las relaciones sociales se llevan a cabo de forma horizontal, ajenas a grupos de poder que monopolicen su explotación.
Aquí van unas citas del mencionado libro:
“La solución de la crisis exige una conversión radical: solamente echando abajo la sólida estructura que regula la relación del hombre con la herramienta, podremos darnos unas herramientas justas. La herramienta justa responde a tres exigencias: es generadora de eficiencia sin degradar la autonomía personal; no suscita ni esclavos ni amos; expande el radio de acción personal. El hombre necesita de una herramienta con la cual trabajar, y no de instrumentos que trabajen en su lugar. Necesita de una tecnología que saque el mejor partido de la energía y de la imaginación personales, no de una tecnología que le avasalle y le programe.”
“ Y la convivencialidad será restaurada en el centro mismo de los sistemas políticos que protegen, garantizan y refuerzan el ejercicio óptimo del recurso que mejor repartido está en el mundo: la energía personal que controla la persona.”
“Esta crisis planetaria de las instituciones nos puede hacer llegar a un nuevo estado de conciencia, que afecte a la naturaleza de la herramienta y a la acción a seguir, para que la mayoría tome el control. Si, desde ahora, las herrarnientas no se someten a un control político, la cooperación de los burócratas del bienestar y de los burócratas de la ideología nos hará reventar de `felicidad’. La libertad y la dignidad del ser humano seguirán degradándose, estableciendo una servidumbre sin precedentes del hombre a su herramienta.”
“Esto redunda en renunciar a la ilusión que sustituye la preocupación por lo prójimo, es decir lo más próximo, por la insoportable pretensión de organizar la vida en las antípodas. Esto implica renunciar al poder, en servicio tanto de los demás como de sí mismo. La supervivencia dentro de la equidad no será producto de una clase de los burócratas, ni efecto de un cálculo de los tecnócratas. Será resultado del idealismo de los humildes. La convivencialidad no tiene precio, pero se debe saber muy bien lo que costará desprenderse del modelo actual. El hombre reencontrará la alegría de la sobriedad y de la austeridad, reaprendiendo a depender del otro, en vez de convertirse en esclavo de la energía y de la burocracia todopoderosa.”
“Otro error consiste en creer que la frustración actual se debe principalmente a la propiedad privada de los medios de producción, y que la apropiación pública de esos medios, a través de un organismo central de planificación, protegerá los intereses de la mayoría y conducirá a un reparto equitativo de la abundancia. Este remedio propuesto no cambiará la estructura antihumana de la herramienta. Mientras se ataque al consorcio Ford por la única razón de que enriquece al señor Ford, se mantendrá la ilusión de que las fábricas Ford podrían enriquecer a la colectividad. Mientras la población suponga que el automóvil le reporta ventajas, no tendrá queja contra Ford por construir automóviles. Mientras comparta la ilusión de que es posible aumentar la velocidad de desplazamiento de cada uno, la sociedad continuará criticando su propio sistema político, en vez de imaginar otro sistema de transportes. Sin embargo, la solución está al alcance de la mano: no reside en una forma determinada de apropiación de la herramienta, sino en el descubrimiento del carácter de ciertas herramientas, en saber que nadie podrá jamás poseerlas. El concepto de apropiación no se podrá aplicar a una instrumentación incontrolable. La cuestión urgente sería determinar qué herramientas pueden ser controladas en interés general, y comprender que una herramienta incontrolable representa una amenaza insoportable.”
“Al hombre moderno le es difícil concebir el desarrollo y la modernización en términos de reducción y no de incremento del consumo de energía. Para él, una técnica avanzada rima con una profunda intervención en el proceso físico, mental y social.
Si queremos aprehender la instrumentación con exactitud, debemos abandonar la ilusión de que un alto grado de cultura implica el más alto consumo de energía posible. En las civilizaciones antiguas, los recursos energéticos estaban repartidos equitativamente. Cada ser humano, por su constitución biológica, disponía de por vida de toda la energía potencial necesaria para transformar conscientemente el contorno físico según su voluntad, puesto que la fuente era su propio cuerpo bajo la sola condición de que se le mantuviera en buena salud.”
SUPERHÉROE DE LA CYBERKULTURA
A sus 76 años de edad, el doctor Iván Illich imprimía intensidad e inteligencia en sus incursiones a la Internet. En Cuernavaca, donde creó sus principales aportaciones filosóficas y analíticas, Illich iba de su casa de Ocotepec a la sede de Matemágica, una empresa editorial en línea, para informarse, discernir, escribir y así confirmar su crítica hacia el falso dogma del progreso y la modernidad.
Crítico áspero que con su aportación está moldeando, directa o indirectamente el futuro de nuestra cibercultura contemporánea o acaso alguno de los futuros alternativos que nos reserva su extensión por el mundo.
En los 90´s centró su atención en la historia de la escritura y la lectura en «ABC or the Alfabetization of Popular Mind» y en «In the Vineyard of the Text» y en la «Historia de la mirada» y su relación con las nuevas tecnologías digitales e Internet en diferentes trabajos todavía inéditos.
En su profunda y rigurosa reconstrucción de la tecnología actual, Illich nos enseña cómo para entender el significado de Windows 98 hay que estudiar a Hugo de San Víctor, abad y escritor religioso del siglo XII, y cómo para valorar la importancia de los iconos informáticos, deberemos conocer la teoría óptica de los árabes medievales.
Comunal
El caso paradigmático de este enfoque es el ‘comunal’, un concepto ya en desuso en el mundo moderno, pero que fue básico en el ámbito rural y que nos refiere a espacios y bienes compartidos y protegidos por toda la comunidad. Incluso el comunal por excelencia, la lengua, ha terminado siendo vallado y acotado por los expertos, fundamentalmente maestros y académicos, quienes dictan las normas y su evolución.
En este sentido, surge una pregunta lógica respecto a la tecnología básica de nuestro tiempo: ¿es Internet un comunal? Al principio lo fue, pero cada vez se está comercializando más y por ello no puede servir a los intereses de la mayoría.
Illich cree que en este momento es inútil toda resistencia. Lo único que nos queda es la auténtica amistad, las relaciones personales directas, sin mediaciones de ningún tipo. Sin embargo parece lícito seguir reclamando el primigenio estatus comunal de la red, y de hecho, ciertas corrientes anarquistas y neoluditas se apoyan en sus ideas para hacerlo, como es el caso de Hakim Bey en «T.A.Z. Zona Temporalmente Autónoma», (Talasa, 1996) e «Inmediatismo» (Virus, 1999).
Círculos de investigadores lo consideran uno de los padres de los estudios CTS (Ciencia, Tecnología y Sociedad) y es considerado uno de los más certeros analistas de la tecnología del siglo XX.
BIBLIOGRAFÍA
“Leer en estos tiempos a Illich es indispensable. Quienes quieran conocerlo a través de sus obras sabrán que hace más de 30 años había un hombre con dotes de santo, rebelde y niño que previó lo que ahora estamos padeciendo: el acrecentado capitalismo y la supuesta modernidad que arrasa con culturas enteras.”
Illich dejó una vasta obra. Publicó en español 12 libros y más de 50 títulos en otros idiomas, además del millar de artículos para diversas publicaciones.
Él mismo, como experto navegante que era, revisó en línea la edición, hizo ajustes y sugirió cambios, facilitó libros y documentos, nos regaló largas horas con esa suculenta charla y sosegada calidez de su compañía, al abrir su casa, su biblioteca y su corazón para la realización de esta obra:
Sus ideas contra el desarrollo se debaten hoy día, en plena sociedad de la información, en páginas de rock, urbanismo, filosofía, ecología, medicina, ciencias, educación, y en No nos llamamos plata…